Mientras el Botox® paraliza la musculatura para evitar arrugas por movimiento, el ácido hialurónico rellena surcos, líneas de expresión y aporta volumen. Ambos pueden usarse de manera independiente o, bien, ser complementarios. Entonces ¿para qué casos aplica y cuál es su duración? Aquí te lo explicamos:
Cuando recién nos enfrentamos a los primeros procedimientos con fines estéticos, nos preguntamos cuál es la diferencia entre el Botox® y el Ácido Hialurónico, creyendo que los efectos pueden ser muy similares. Sin embargo, su uso dependerá de las necesidades y expectativas de cada paciente. ¿Qué más tienes que saber?
Botox®
La toxina botulínica (Botox®) tiene múltiples aplicaciones. Sin embargo, en el ámbito estético, se infiltra mediante una aguja extrafina en las zonas que se desea tratar. ¿El objetivo? Prevenir las arrugas dinámicas y las líneas de expresión mediante la relajación de los músculos.
¿Beneficios? Hay muchos. No sólo previene las arrugas, sino que también se puede hacer en cualquier época del año, es una técnica ambulatoria, sus efectos se ven a los 10 días y es prácticamente indolora.
Por otro lado, además de sus fines estéticos, la toxina botulínica también tiene aplicaciones terapéuticas. Un ejemplo claro es la terapia preventiva contra la migraña crónica y el bruxismo, cuyos últimos estudios e investigaciones demuestran resultados muy efectivos.
Ácido Hialurónico
En el caso del ácido hialurónico, te contamos que se trata de un tipo de azúcar que se encuentra de forma natural en nuestro organismo, la que permite que nuestra piel se mantenga hidratada y elástica.
La mala noticia es que, con el paso de los años, su generación va disminuyendo, marcando líneas en el entrecejo, patas de gallo, frente, comisura de los labios u otros.
Por esta razón, se recomienda la aplicación de ácido hialurónico, donde los tejidos lo absorben y se transforma en colágeno o elastina, proporcionando un mayor volumen, luminosidad e hidratación en las zonas en las que se infiltra.
En consecuencia, su uso permite rejuvenecer la piel, devolviendo el volumen perdido, rellenando los surcos, borrando la intensidad de las líneas de expresión y suavizando las arrugas estáticas.
¿Y cuáles son las principales diferencias?
- El Botox® paraliza la musculatura y evita la aparición de las arrugas por movimientos faciales repetitivos mientras que, el ácido hialurónico, rellena estas arrugas o surcos,
- El Botox® dura entre 4 y 6 meses, mientras que el ácido hialurónico puede durar hasta 12 meses.
- El Botox® no aporta volumen y el ácido hialurónico sí.
- El Botox® suele usarse en la frente, entrecejo o patas de gallo. Es decir, en el tercio superior del rostro, mientras que el ácido hialurónico es más usado en el tercio medio e inferior.
- Cabe mencionar que no existe uno mejor que el otro. Más bien se adapta a las necesidades de cada paciente y se complementan.
En resumen, aunque ambas sustancias se fabrican en laboratorios especializados con el fin de eliminar las arrugas, ambas actúan de manera diferente.
¿Y tienen similitudes?
- Ambos tienen un efecto rejuvenecedor sobre la piel.
- Se introducen en la piel mediante microinyecciones.
- Su aplicación es sencilla, se hacen en la misma consulta y son procedimientos ambulatorios.
- Ambos tienen una duración definida. Sin embargo, se pueden volver a aplicar las veces que se requiera.
- Mujeres y hombres lo pueden usar.
Para finalizar, es importante destacar que ambos tratamientos deben ser realizados por un cirujano plástico u otro médico especialista acreditado y entrenado en el tema.